Paso 93: Why doesn't the Lord allow us to gain a specific knowledge of future events? (continued)

     

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La Divina Providencia #179

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Por Emanuel Swedenborg

179. Porque la previsión del futuro suprime al hombre mismo, que es el actuar por el libre según la razón, por lo que a nadie se le concede conocer el futuro, sino que se le permite a cada uno concluir por la razón sobre el futuro; así la razón con todas sus cosas está en su vida. De ahí que el hombre no sepa nada de su destino después de la muerte, o no sepa nada de un acontecimiento antes de estar en él, pues si lo supiera ya no pensaría por su interior en cómo debe hacer o vivir para llegar allí, sino sólo, por su exterior, que a ese acontecimiento llegaría, y este estado cierra los interiores de su mente, en los que residen principalmente las dos facultades de su vida, que son la libertad y la racionalidad. El deseo de conocer el futuro de antemano es innato en la mayoría de las personas, pero este deseo tiene su origen en el amor al mal, por lo que se aleja de aquellos que creen en la Divina Providencia y tienen confianza en que el Señor dispone su destino, por lo que no desean conocerlo de antemano, para no entrometerse en modo alguno en la Divina Providencia. Esto lo enseña el Señor por medio de muchas cosas en Lucas 12:14-48.

[2] Que esto es una ley de la Divina Providencia puede ser confirmado por muchos ejemplos del mundo espiritual. Cuando la gente llega allí después de la muerte, la mayoría quiere saber cuál será su destino, pero se les responde que si han vivido bien, su destino está en el cielo; si han vivido mal, vivirán en el infierno. Pero como todos, incluso los malvados, temen el infierno, preguntan qué deben hacer y en qué deben creer para ir al cielo. Pero se les dice que actúen y crean como quieran, pero que sepan que en el infierno no se hace el bien ni se cree en la verdad, pero en el cielo: "Investiga lo que es bueno y lo que es verdad, y piensa en esto y haz aquello, si puedes. Así, se deja a cada uno, en el mundo espiritual, actuar por libre según la razón, igual que en el mundo natural. Pero así como han actuado en este mundo, así actuarán en aquel, pues en cada uno queda su vida y por tanto su suerte, porque la suerte pertenece a la vida.