1272. Luego me mostraron cómo iban vestidas sus mujeres. Alrededor de la cabeza llevaban un pasador negro redondo, que sobresalía hacia delante en forma de torre, con la cara pequeña, pero los varones eran hirsutos y velludos. También se les mostró cuánto presumían de la multitud de hijos, de modo que dondequiera que iban llevaban consigo a sus hijos, que avanzaban en línea curva. Pero se les dijo que el amor a los hijos está también en todos los brutos, incluso en los peores, y que esto no es argumento de que haya algo bueno en ellos. Si, por el contrario, hubieran amado a sus hijos no por amor propio y gloria, sino para que aumentara la sociedad humana en aras del bien común y, lo que es más, para que a partir de ello se multiplicara el cielo, por tanto en aras del reino del Señor, entonces su amor por los hijos habría sido genuino.