1271. Había entonces algunos espíritus rencorosos que querían que salieran y que les instaban a decir que no eran nada, para poder así ascender. Entonces se oyó en este infierno un sonido tumultuoso, como una turbulencia de gran volumen, que era la emoción de los que se esforzaban por salir, y así a algunos se les permitió salir, y se les vio en el mismo lugar donde estaban los primeros. Desde allí intentaron infundirme una persuasión letal, ayudados por engañosos genios, pero fue en vano, pues yo estaba protegido por el Señor. Pero percibí claramente que su persuasión era asfixiante. Se creían capaces de todo y podían quitarle la vida a cualquiera. Pero como pensaban que todo lo podían, surgió un niño, solamente, que los abatió, y en cuya presencia vacilaron tanto que gritaron que estaban siendo atormentados, y hasta tanto que recurrieron a súplicas. Los malvados también eran castigados; primero siendo casi sofocados por aquellos, y luego siendo atados unos a otros, para que desistieran de tales cosas, pero después liberados.
