72. Sin embargo, pocos saben que esta ley puede ser una ley de la Divina Providencia, y que como el hombre también es libre de pensar lo malo y lo falso, cuando, sin embargo, la Divina Providencia lleva continuamente al hombre a pensar y querer lo bueno y lo verdadero, por lo tanto, para percibir esto, hay que progresar con claridad, lo que se hará en el siguiente orden:
(i.) El hombre tiene razón y libertad, o racionalidad y libertad, y estas dos facultades son del Señor en el hombre.
(ii.) Todo lo que el hombre hace por el libre, sea de razón o no, mientras sea según su razón, le parece propio.
(iii.) Todo lo que un hombre hace por el libre según su pensamiento se lo apropia como propio, y permanece.
(iv.) El hombre es reformado y regenerado por medio de estas dos facultades, y sin ellas no puede ser reformado y regenerado.
(v.) Por medio de estas dos facultades el hombre puede ser reformado y regenerado en la medida en que puede ser llevado por ellas a reconocer que toda cosa buena y verdadera que piensa y hace procede del Señor y no de sí mismo.
(vi.) La conjunción del Señor con el hombre, y la conjunción recíproca, del hombre con el Señor, son efectuadas por estas dos facultades.
(vii.) El Señor, en toda la progresión de su divina Providencia, conserva intactas y como santas estas dos facultades en el hombre.
(viii.) Por tanto, es de la Divina Providencia que el hombre actúe por el libre según la razón.