293. La razón por la cual los espíritus malos, que comunican con el infierno, también se hallan asociados al hombre, es que el hombre nace en todo género de mal, y por esto deriva su primera vida exclusivamente de ello, por lo cual si al hombre no fueren asociados espíritus que son de su misma calidad no podría vivir, y no podría ser apartado de los males y ser reformado; por esto es mantenido en su vida por espíritus malos, y detenido de ella por espíritus buenos, mediante ambos se halla en equilibrio, y, puesto que se halla en equilibrio, se halla en su libertad, pudiendo así ser apartado del mal e inclinado al bien, y puede ser implantado en él el bien, lo cual de ninguna manera puede verificarse si no se halla en libertad; ni puede estar en libertad a menos de obrar espíritus del infierno por un lado y espíritus del cielo por otro, hallándose el hombre en el medio. También ha quedado manifiesto que mientras la vida del hombre procede de lo hereditario y por consiguiente de él mismo no tendría vida alguna si no le fuera permitido estar en el mal; tampoco tendría vida alguna si no estuviera en libertad; que no puede ser obligado al bien, y que lo que es obligatorio no permanece; además que el bien recibido por el hombre en libertad es implantado en su voluntad, y queda como propiedad suya; y que esta es la razón por la cual el hombre tiene comunicación con el infierno y comunicación con el cielo.