398. Los goces del cielo son innumerables al par que inefables, pero de estos goces nada puede saber el que se halla exclusivamente en el goce del cuerpo o de la carne, porque, como ya se ha dicho, sus cosas interiores se apartan del cielo y miran hacia el mundo, por consiguiente por detrás. El que se halla totalmente en el goce del cuerpo o de la carne, o lo que es lo mismo, en amor a sí mismo y al mundo, no siente goce alguno más que en honores, lucros y los placeres del cuerpo y de los sentidos, cuyos goces de tal manera extinguen y sofocan los goces interiores, que son del cielo, que hace creer que no existen, y este hombre se extraña altamente con tan sólo oír decir que existen goces aparte de los honores y lucros y más aun si se le dice que los goces del cielo, que deben sustituir a aquellos son innumerables y de tal naturaleza que los goces de honores y lucros no se pueden comparar con ellos. Por esto se ve claramente por qué causa se ignora lo que es el goce celestial.