406. (ix.) El amor, o la voluntad, por estas tres conjunciones entra en su vida sensitiva y activa. El amor sin el entendimiento, o la afección que pertenece al amor sin el pensamiento, que pertenece al entendimiento, no puede sentir ni obrar en el cuerpo, porque el amor sin el entendimiento, es como si estuviera ciego, o la afección sin el pensamiento, es como si estuviera a oscuras, porque el entendimiento es la luz por la cual el amor ve; la sabiduría del entendimiento es también de la luz que procede del Señor como un Sol. Por lo mismo, porque el amor de la voluntad no ve nada sin la luz del entendimiento y es ciego, se sigue que los sentidos corporales también, sin esta luz, serán ciegos e insensatos. Esto sería cierto, no solamente de la vista y el oído, sino de los otros sentidos también; porque todo lo de la percepción de la verdad es del amor en el entendimiento, como se ha demostrado arriba, y todos los sentidos del cuerpo derivan su percepción de la percepción de la mente. Lo mismo decimos de todas las acciones corporales; porque la acción del amor sin el entendimiento, es como la acción de un hombre en la noche, porque entonces el hombre no conoce lo que hace, y en su acción no puede haber inteligencia ni sabiduría, y no puede llamarse una acción viviente, porque la acción deriva su ser del amor y su carácter de la inteligencia. Además, el bien tiene poder solamente por medio de la verdad; por lo mismo el bien obra en la verdad y por ella; y el bien pertenece al amor y la verdad pertenece al entendimiento. De esto aparece que el amor o la voluntad, por las tres conjunciones de que se hablo no n. 404 está en su vida sensitiva y en su vida activa.
