El Cielo y el Infierno #292

Durch Emanuel Swedenborg

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292. Con todo hombre hay espíritus buenos y espíritus malos; mediante los espíritus buenos tiene el hombre conjunción con el cielo, y mediante los malos con el infierno. Estos espíritus están en el mundo de los espíritus, el cual se halla en el medio entre el cielo y el infierno, de cuyo mundo se tratará especialmente más adelante. Estos espíritus, al venir al hombre, entran en toda su memoria y así en todos sus pensamientos; los espíritus malos en la memoria y los pensamientos que son malos, pero los espíritus buenos en la memoria y en los pensamientos que son buenos. Los espíritus no saben en manera alguna que se hallan con el hombre, pero cuando están allí creen que todo lo que es de la memoria y de los pensamientos del hombre es de ellos; tampoco ven al hombre, puesto que las cosas que están en nuestro mundo solar no se manifiestan a su vista.1 Con sumo cuidado, vela el Señor a que los espíritus no sepan que se hallan con el hombre, porque si lo supieren hablarían con él, y entonces los espíritus malos le perderían, porque los espíritus malos, puesto que tienen conjunción con el infierno, nada desean mejor que perder al hombre, no tan sólo en cuanto al alma, es decir, a la fe y al amor, sino también en cuanto al cuerpo. Otra cosa sucede cuando no hablan con el hombre; entonces no saben que son del hombre las cosas que piensan y las que entre sí hablan; porque entre ellos hablan también por virtud del hombre; sino que creen que son de ellos, y cada uno estima y ama lo suyo. De esta manera los espíritus se hallan constreñidos a amar y apreciar al hombre por más que lo ignoren. Que tal es la conjunción de los espíritus con los hombres me consta por una continua experiencia de varios años, tan ciertamente que nada hay para mí más cierto.

  
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