6. (Apocalipsis 1:2) "Quien ha atestiguado la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo" significa: aquellos que, de corazón y por tanto en la luz, reciben la Divina Verdad por la Palabra y reconocen que el Humano del Señor es Divino. De Juan se dice que atestiguó la Palabra de Dios, pero como por Juan se entiende a todos los que están en la buena vida derivada de la caridad y la fe de la caridad, como se acaba de decir (5), Por eso, en el sentido espiritual, todo esto se entiende. Los ángeles, que están en el sentido espiritual de la Palabra, nunca conocen ningún nombre de una persona mencionada en la Palabra; sólo conocen lo que la persona representa y, por tanto, significa, y así entienden en lugar de Juan el bien de la vida o el bien en acto, por consiguiente, todos los que en general están en este bien, es decir, ven, reconocen, reciben de corazón y en la luz y confiesan las verdades de la Palabra, especialmente la verdad de que el Humano del Señor es Divino, como puede verse por un gran número de pasajes de la Palabra referidos en la Doctrina de la Nueva Jerusalén sobre el Señor. Por "Jesucristo" y el "Cordero", en el Apocalipsis, se entiende el Señor en cuanto al Divino Humano y por "Dios" se entiende el Señor en cuanto al Divino mismo a Quo (de Quien todo procede).
[2] En cuanto a la significación espiritual de 'atestiguar', esta palabra se dice de la verdad, porque en el mundo la verdad debe ser atestiguada y porque es reconocida cuando es atestiguada. Pero en el cielo la verdad misma da fe de sí misma, porque es la luz misma del cielo, y porque, desde que los ángeles oyen una verdad, la conocen y la reconocen inmediatamente; y puesto que el Señor es la Verdad misma, como Él mismo enseña en Juan 14:6, Él es, en el cielo, el testimonio de sí mismo. Siendo así, se ve claramente lo que significa el "testimonio de Jesucristo". Por eso el Señor dice:
"Tú enviaste a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero no recibo el testimonio del hombre" (Juan 5:33, 34).
Y en otros lugares:
"Juan vino a dar testimonio de la Luz; él no era la Luz; la Palabra que estaba en Dios y era Dios y se hizo carne, era la verdadera Luz que ilumina a todo hombre" (Juan 1:1, 2, 7, 8, 9, 14, 34).
Y en otros lugares:
"Jesús dijo: Yo doy testimonio de mí mismo y mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy" (Juan 8:14).
"Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la Verdad, él dará testimonio de mí" (Juan 15:26).
Por 'el Consolador, el Espíritu de la Verdad' se entiende la Verdad misma que procede del Señor; por eso se dice de él que no hablará por sí mismo, sino por el Señor (Juan 16:13, 14, 15).