20
Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no me hagas volver mi rostro. Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que yo no te haré volver el rostro.
这节经文评论
原作者: Henry MacLagan (机器翻译成: Español)
Verso 20. Parece entonces que la verdad celestial, afectada exteriormente por el amor propio, desea su conjunción con el bien celestial; y así el bien celestial parece complaciente, porque es concordante con su propia verdad;