La Verdadera Religión Cristiana #329

За Емануель Сведенборг

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329. 12. Los diez mandamientos del Decálogo contienen todo cuanto pertenece al amor a Dios y todo cuanto pertenece al amor al prójimo.

Los preceptos del Decálogo no dicen expresamente que se debe amar a Dios y al prójimo, más esto es sin embargo su esencia; porque prohíben el obrar los males que son contrarios a los bienes de estos amores; por ejemplo: « no tendrás dioses ajenos delante de Mí » ; « no tomarás el Nombre de tu Dios en vano » ; « no matarás » ; « no cometerás adulterio » ; « no hurtarás » ; « no hablarás contra tu prójimo falso testimonio » ; « no codiciarás la hacienda de tu prójimo » . La razón por la cual los preceptos del Decálogo no ordenan expresamente el obrar los bienes, sino que se limitan a prohibir el obrar los males, que son opuestos, es que tanto como el hombre se aparta de los males, por ser pecado contra Dios, tanto se inclina a obrar los bienes, que son del amor a Dios y de la caridad. La primera condición para tener amor a Dios y al prójimo es cesar de obrar el mal. Existen dos amores, que son opuestos entre sí, el uno es el amor del bien y de querer obrarlo; el otro el amor del mal y de querer obrarlo; este último es infernal, el primero celestial, porque todo el infierno se halla en el amor del mal y en malas obras, y todo el cielo en el amor del bien y en buenas obras. Ahora bien; puesto que el hombre nace propenso a toda clase de males, se inclina desde su nacimiento a estos males, que son del infierno, y puesto que no puede entrar en el cielo, sin que sea regenerado, es necesario que los males, que son del infierno, sean apartados, antes de que pueda inclinarse a los bienes, que son del cielo, porque nadie puede ser adoptado por el Señor hasta que esté separado del infierno (Isaías 1:16-18; Jeremías 7:24; 9:11), y hasta que el hombre por medio de la penitencia y la reformación haya sido limpiado y purificado de los males, sus oraciones a Dios no son aceptables (Isaías 1:2, 4, 15). Que por otra parte el amor a Dios y al prójimo nace en el hombre cuando guarda los mandamientos del Decálogo, huyendo de los males, consta por las palabras del Señor en Juan 11:21, 23. En este pasaje mandamientos, en sentido particular, quiere decir los mandamientos del Decálogo, los cuales nos mandan huir de los males y no obrarlos, ni codiciarlos. De esta manera el hombre llega a amar a Dios y Dios a él, porque el bien influye a medida que el mal es expulsado.

  
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